La historia de Aquiles es una de las más famosas y cautivadoras de la mitología griega. Conocido como el más valiente de los guerreros griegos durante la Guerra de Troya, Aquiles se destacó por su coraje, habilidades militares y su único punto débil: su talón. Acompáñanos en este relato para descubrir la fascinante historia de Aquiles y su papel en la guerra épica de Troya.
Aquiles nació de la unión de Peleo, rey de los Mirmidones, y la diosa marina Tetis. Tetis, preocupada por el destino de su hijo, decidió hacerlo inmortal sumergiéndolo en el río Estigia, excepto por el talón por el que lo sostenía. Así, Aquiles se convirtió en un héroe dotado de fuerza y valentía sobrehumanas, excepto por su talón, que se convirtió en su punto vulnerable.
Cuando estalló la Guerra de Troya, Aquiles era un joven guerrero reconocido por su destreza en la batalla. Fue convocado por Agamenón, el rey de Micenas, para unirse a la coalición griega que se lanzó a la conquista de Troya. Aquiles accedió y se convirtió en una figura clave en el conflicto.
Sin embargo, el destino de Aquiles estaba destinado a cambiar cuando Agamenón ofendió su honor al quitarle a su cautiva, Briseida. Herido en su orgullo, Aquiles se retiró de la batalla y negó su apoyo a los griegos. Su ausencia en el campo de batalla pudo ser una serie de derrotas para los griegos, lo que llevó a Agamenón a darse cuenta de su error y tratar de reconciliarse con Aquiles.
La tragedia golpeó a Aquiles cuando su gran amigo Patroclo fue asesinado por Héctor, príncipe de Troya. Consumido por la ira y el deseo de venganza, Aquiles volvió a unirse a la guerra y juró matar a Héctor. Guiado por la diosa Atenea, quien le dispondrá de una nueva armadura forjada por Hefesto, Aquiles se enfrentó a Héctor en un duelo feroz y lo mató.
El cuerpo de Héctor fue profanado y arrastrado por los carros de Aquiles alrededor de los muros de Troya, lo que sucedió una gran aflicción en la ciudad. El rey Príamo, padre de Héctor, le suplicó a Aquiles que le devolviera el cuerpo de su hijo para que pudiera recibir un funeral adecuado. Conmovido por la súplica de Príamo y la agresión de los dioses, Aquiles accedió y permitió que se llevara el cuerpo de Héctor.
A medida que la guerra avanzaba, Aquiles se volvió cada vez más despiadado y sediento de sangre. Su reputación como el guerrero más temido se lesionó por toda Grecia y Troya. Sin embargo, el destino tenía preparado una tragedia final para Aquiles.